lunes, noviembre 27, 2006

Detras de la Fachada

8:45 am Un hombre espera en la planta baja la llegada de un ascensor.

El centro empresarial Perú es un edificio donde conviven inquilinos, propietarios, comerciantes y extraños. Susana se levanta hoy tarde, rápidamente prepara el desayuno: arepas, huevos revueltos y café con leche para sus dos hijos, Luís y Jonathan, ella se apresura. Tiene mil cosas que hacer. A las 12:00 am tiene un almuerzo muy importante de trabajo. Se ducha con el cuidado de no abrir las dos llaves de paso, que obstaculizan la salida de agua caliente de la vecino del apartamento 712.Viste sus pantalones favoritos y unos hermosos zapatos de tacón -los que costaron la mitad de su quincena- pero que no le importa mucho, ya que sabe que pertenece a esa muestra del universo de venezolanas de clase media que dejan de comer para vestirse bien.
9:00 am. El hombre sigue esperando el ascensor.Nelly Fuentes, asistente dental, llega de nuevo tarde a su trabajo. Recuerda que hoy van a realizar una cirugía a las 8:30 am. Pasa las dos primeras puertas de la mezzanina, puede notar que el vigilante no esta en la entrada - situación que es normal- no tiene tiempo de esperar el ascensor así que decide subir por las escaleras.

9:10 am. El hombre continúa en frente del ascensor.Penélope García es una mujer, de 23 años de edad se dedica a las artes escénicas y el canto. En este momento y en lo que seguirá del día pasará horas en la pequeña terraza de su apartamento que es también lavandero, estudio, y mitad cocina. Allí ensayará los temas musicales que canta como solista en una banda llamada “Los Tropicales” y que publicita abarrotando con folletos y fotocopias los buzones de los propietarios e inquilinos. La mayoría de sus ensayos son interrumpidos en intervalos de cada 10 minutos por Doña Carlota, que vive en el piso superior contiguo. Con un palo de haragán la señora golpea su ventana estampada con un afiche de Mark Anthony, y donde vive según ella, el espíritu de Willie Colón. Baja el volumen de su reproductor, y recuerda de nuevo cuanto odia vivir en ese edificio.
9:15 am El ascensor abre sus puertas. Entran unas 10 personas. Otras deben esperar el próximo turno. El hombre permanece afuera.Malasangre levanta la santamaría a las 8:30 am. los días lunares, el resto de los días lo hace a la 8 am. excepto cuando Martes está en retrógrado con Júpiter. Es el encargado de una tasca familiar que es también un “Remate de caballos” por las tardes. Los días viernes se leen los caracoles, pero esto último no todos lo saben. Revisa con atención su Gaceta Hípica mientras se toma un guayoyo, saca su cartera y lee los datos que le dió su compadre, por eso decide jugar toda su quincena en la quinta carrera al número 13, “Lady Laura”. Hoy siente que la suerte está de su lado.
9:30 am. El hombre sigue parado en frente del ascensor.Doña Carmen se mudó al edificio hace más de 23 años. Vive con sus dos canarios una hermana y dos sobrinos. Toma su café negro sentada frente a un pequeño televisor Hitachi a color del año 83 y que da a la ventana. Toma cada sorbo en los comerciales, con el cuidado de no hacerlo durante la programación de “La entrevista” y “En confianza”, a efectos de no envenenarse. Hoy como es un poco tarde, por suerte se pierde la programación, así que sólo ve noticias. Escucha los golpes que hace doña Carlota a Penélope con el haragán. A pesar de que son contemporáneas en edad, se refiere a ella como una vieja amargada y sin oficio. - “¡Ya comenzó a joder la vieja estúpida esta!”. Si no quiere ruido ¡que se mude a un cementerio!. Los sobrinos se ríen y comparten un café con la tía abuela.
10 :00 am El hombre permanece estático en la planta baja en frente de los elevadores. Da un vistazo a un hermoso reloj de cristal cuarzo que lleva en su muñeca. 10: 02 am. El ascensor abre sus puertas. El hombre se adentra en él. 10:04 am. Suena el timbre de la oficina 16. El hombre se identifica como un cliente de esta empresa la cual se dedica al negocio de empeño de oro y joyas. Una mujer le abre la puerta y pide que aguarde un momento. Pasa el hombre a través de un detector de metal. Sale de una oficina el gerente y un encargado. La mujer se da vuelta y saca de una gaveta una pistola Beretta automática. Obligan al gerente y al encargado a abrir la caja fuerte, a continuación los amordazan, cortan el cable de teléfono y desconectan el sistema eléctrico. 10:10 am. Penélope se coloca unas sandalias Reef., una franela blanca percudida y unos shorts de pepitas azules. Sale de su pequeño apartamento, pensando si será suficiente lo que lleva en su monedero para comprar la carne y algunas frutas.
Doña Carmen sale del apartamento a comprar alpiste para sus canarios. Llama al ascensor que nunca llega, decide bajar por las escaleras. Doña Carlota se dirige a botar algunos envases de vidrio al sótano. Ella espera el ascensor. La asistente dental toma algún sencillo de un cenicero que se encuentra en la recepción y completa para comprar uno marrón grande. Sale del consultorio y llama el ascensor. En el piso 16 el hombre del Rolex y la mujer de la casa de empeño se adentran en el elevador, éste se encuentra desierto. Presionan el botón del sótano.
Piso 7. Doña Carlota se monta en el ascensor. Refunfuña.
Piso 6. Se abren las puertas del elevador, en Él se monta Penélope viendo que por suerte se trajo unos cuantos cesta ticket. Tropieza a la mujer de la casa de empeño, observa a doña Carlota y la saluda con unos buenos días. Esta contesta a regañadientes, luego refunfuña. Susana tranca la puerta de su casa y grita a su vecina Penélope que la espere en ascensor.
Piso 5. La asistente dental se monta en el ascensor, tropieza a Doña Carlota que a su vez se molesta mucho más; el hombre y la mujer que vienen del piso16 intercambian sonrisas.

Piso 3. La mujer observa los lindos zapatos de Susana y una computadora portátil que llevaba ésta en un maletín. La mujer aprieta el botón de parada. Mandan a callar a Doña Carlota, someten a Penélope y la asistente dental, roban a Susana su portátil junto con sus lindos y caros zapatos. Les ordenan que se bajen en el piso tres (el que esta en remodelación y cuyas puertas de emergencias, se encuentran cerradas). Planta baja. Mala Sangre tropieza con el hombre del Rolex, éste a pesar de la gracia que hizo con las mujeres procura salir rápido, la mujer le sugiere ir al sótano por las escaleras, ella sale del ascensor, Mala Sangre le mira y le hace un gesto con la boca lanzándole un piropo, ella se voltea, se le acerca lo más que puede y le pregunta: ¿Eres el encargado de la tasquita, cierto?. El responde afirmándole mientras unas personas hacen una cola para entrar al ascensor, la mujer le guiña el ojo y luego se aleja diciéndole “nos veremos pronto”. Mala Sangre llega hasta el pasillo, le toca al conserje que no responde y decide devolverse a su local pensando en lo “casanova” que es, en su cabeza sólo se alaba y su ego a mil por hora, “me levanté a la catirota”. Saca sus llaves, abre su pequeña puerta y toma de nuevo su Gaceta, le dice a unos empleados que limpien las mesas. Busca un bolígrafo y su cartera en uno de sus bolsillos traseros donde guardó el papelito con unos datos buenísimos que le dió el compadre; entre ellos “Lady laura” en la quinta válida. Malasangre no encuentra el papelito, ni la quincena y mucho menos su cartera.
11: 00 am La mujer lee un papelito donde dice “Lady laura” en la quinta. El hombre del Rolex le dice: - Juégatelo.. Marte está hoy en retrógrado y quizás tengas suerte.

viernes, octubre 27, 2006

Transecto en la selva

El fin de semana -de puente otra vez- me propuse a realizar mi tarea. Así pues, me acerqué a mi pequeño teléfono Panaphone, regalo que obtuve en un cumpleaños, producto de la piratería callejera de la cual fue víctima mi padre al confundirlo con un Panasonic. Apreté aquellas grandes teclas, y llamé a la mejor de mis amigas “tosticas” -las que es loca de remate- y que le encanta las aventuras y las cosas raras. Pues bien, nos enrumbamos a nuestro destino mi amiga Nairobi y yo en un viaje como dicen por ahí “guerrero” a una playa del litoral el primero de mayo. Llegamos a la estación de Metro de Gato Negro, donde la cola para tomar un autobús era kilométrica, todo para subir en un vehículo que nos llevaría a un charquito donde se bañarían, comerían y tirarían basura unas 800 personas.
Sin pedirlo y sin buscarlo había llegado la razón y el motivo de estas letras. “Mi tarea había llegado”. A lo lejos, a unos 20 metros cruzando por el Parque del Oeste, se estacionaba una camionetica de color azul oscuro que le sonaba hasta los tequeteques. Arribaba próximo a la acera con un ruidoso tacataca, el que era más que un simple medio automotor, se estacionaba el “Chevy-risimo 69”. Unos enormes números amarillos y rojos adornaban la única puerta por donde los pasajeros podían montarse. Era, supongo, para el “Ñero” -personaje que conocí ese día y dueño del “Chevy-risimo69 ”- más que un vehículo; era su amigo. Allí pues estaba el noble “Chevy-risimo69”, vistiendo en su volante un grueso abrigo rojo -tipo peluche- que cubría esa circunferencia casi perfecta de goma, y parte de la consola donde por supuesto no podía faltar todo un repertorio de “El Nene Sarcos”, el “Vallenaton de los Diablitos” –creo- y más “Vallenaton y Regueton”.
Entrar en ese aparato era de ese tipo de experiencias sensoriales, de las que sales impregnado incluso con ese aroma de fresita de pinos de cartón, que usualmente venden en los autos lavados. Por un momento uno llega a pensar que estás dentro de un gran museo móvil urbano, lleno de perolitos, pañitos, imágenes y cantidad de mensajes a veces hasta ocultos. Arrancamos pues el “Flaco”, el “Ñero”, la “Gigy”, el “Pupi” -personajes que conocí al poco tiempo de haberme embarcado en el fabuloso “Chevy-risimo69”, junto a otras personas aún desconocidas por mí. Pero mi tarea era observar, así que sólo dirigí la vista en un ángulo de 180 grados, lamentando no tener el don de la mirada periférica. Sólo quedaba esperar, qué me deparaba aquel viaje, no tenía de otra que habituarme a la incomodidad de un roto asiento de gamuza y a las caras de un grupo de gente callada que por la desesperación de bajar pronto a la Guaira, no les quedó de otra que tomar el pirata “Chevy-risimo69”.
Al poco rato se rompió el silencio en parte gracias a la tediosa cola, las diferencias se disipaban; ya no importaba de dónde venía cada quien. Me di cuenta enseguida tras escuchar a mis interlocutores que algo en común nos relacionaba y nos colocaba en un nivel vergonzoso, pero de sincronía entre nosotros: “el uso dela piratería.”. Un tipo joven evangélico no paraba de hablar, mientras un retrato del Sagrado Corazón, me advertía que Jesús venía pronto. El “Ñero” (el colector) no paraba de llamar a los buhoneros de la autopista fastidiado por la cola, preguntando por cada perolito que alcanzaba a ver, entre ellos una manito tallada en bambú para rascarse la espalda, un salvavidas para niño, coquitos dulces, relojes despertadores, y algunas películas pirateadas de “V For Vendetta”. La cola del tráfico tal vez nos animó a intercambiar palabras, incluso hasta nos indujo a meternos en esa jerga comúnmente usada por ellos. Al poco rato un chupero -El hombre que vende chupi-chupi- nos ofrecía sus productos, hasta compartimos lo manjares mejor conocidos como chucherías. El ambiente se dispuso incluso para tirar taquitos a gente en la cola, preguntar a los vendedores mil cosas que no íbamos a comprar, contar chistes cortos o circunstanciales (aquellos que salen en el momento y que solo dan gracia en ese instante) y tararear canciones que no conocíamos. Es inevitable, por más que uno no quiera, el relacionarse con la gente, y aunque mi tarea sólo era observar fue difícil no intervenir en esa tertulia “Trochera”. El “Flaco” (el amigable chofer), no paraba de contar todas sus experiencias con los policías y fiscales que como mínimo le pedían “tres puestos”; término con el que se refería a “bajarse de la mula”. El “Ñero” continuaba molestando a los buhoneros en la vía mientras el “Pupi” (un pequeño niño, al que el “Ñero” le atribuyó dicho pseudónimo por tener cara de “Pedrito”, pero que no se llama realmente así) no hacía más que jalarle las largas trenzas de pepitas a la “Gigi” (cuñada del “Flaco”, y que tenía un puesto de lotería en Catia la Mar). Mas atrás el evangélico, venía contando los hechos de Moisés así tal cual como él los entendía mientras tomaba su “fresco” de uva Hit. Se le veía feliz y en modo de cuchicheo, el “Ñero” lo miraba al tiempo que giraba su enorme cuerpo hacia nosotros diciéndonos:
- Ese chamo vive su vaina, ¿no?
Nairobi cantaba canciones que no conocía mientras que la ociosidad le hacía despegar con sus uñas un adhesivo de Papá pitufo haciéndole “cosas” a una pitufina en una ventana. El evangélico seguía contando historias, alternándolas con la preocupación de no llegar a tiempo donde la tía Cirila, que lo esperaba para comerse un hervido de res en la vereda 5 del sector “el Teleférico”. Mas atrás un “panita” heladero venía casi al ritmo del Chevy-rismo69 promocionando sus productos: ( “¡Epa!, ¡Epa!, ¡Epa!, ¡si!, ¡tú, tu!, ¡si tú jefe! que estás conduciendo, que te digo que ¡sí!, que ¡sí!, que si están aquí los helados de frutas!!, no coma química jefe, coma natural coma sus “teticas” de fruta que a usted le gusta, no coma cuento amigo, no coma química, coma su tetica natural: parchita, fresa …). Estaba presenciando en ese momento lo que llamé como “La nueva publicidad informal” o “Mercadeo buhoneril oral, o cantado”, pensé inmediatamente la razón del porqué hay tan buenos publicistas en este país. Se alejaba el heladero y Nairobi seguía repasando con el meñique las líneas de lo que quedaba del Papa pitufo, el “Ñero” por tanto le tiraba flores y piropos a una mujer en un Corolla, el que después de tanto insistir sin recibir respuesta terminó por llamarla un “merengue sin letra”. Seguíamos nuestro camino en la cola, y yo me deleitaba con mi “fresco” de colita, al tiempo que escuchaba al “Ñero” llamar a los vendedores en el tráfico.
El “flaco” continuaba con historias de fiscales que por algún motivo aunque siempre terminaban mal, le causaban mucha gracia. El evangélico, en la parte trasera, contaba las experiencias de Moisés narradas en el Viejo Testamento cuando por medio de Dios abre el mar en dos, esto no sin incluir, un mensaje de aprendizaje y lección a los que le escuchábamos: -Brother, para conseguir el bien hay que tener fe y ser perseverante, como bien le dijo el jefe a Moisés: ( Epa moisés, ¿y entonces? ¿vas a tirar la toalla, varón?, te digo que pases que yo te abro el mar en dos, mi pana, tú tranquilazo brother que para los bichitos de atrás lo que le viene es “agua-cate”, -refiriéndose a los egipcios que después morirían ahogados-)
Así prosiguió el camino, cada quien contando una historia, escuchando chistes ahora Nairobi adueñada de la consola del Pioneer quita y pon, le daba “play” a Green day y otros CDs que tenía en su carterita de plástico. Una vez que llegamos a Catia la mar donde cada quien elegía su rumbo, Nairobi y yo nos despedimos del “Flaco”, el “Ñero” y la “Gigi”, pero no sin agradecer el tan buen rato que pasamos en el trayecto Caracas-Trocha-La Guaira. Así terminó mi paseo y creo, en parte, mi ejercicio; habíamos pagado 2500 Bolívares por el viaje y creo que por el costo de mi tarea. Antes de marcharnos Nairobi les regalaba un CD de “Juana Molina” que la Gigi puso enseguida mientras las personas bajaban del vehículo. Luego, al cruzar la avenida principal el Cheveryrismo69, se perdía a lo lejos, con el tacatacataca de lo que hoy sé que es “el muñón del cigüeñal” y al ritmo musical del “Mantra del bicho feo” cantado por la uruguaya.

Pesadilla Maracucha


Hoy es una de esas tardes agradables cuando el tráfico es insoportable y las personas se amontonan en los autobuses abarrotándolos como sardina en lata. Por suerte tome un puesto que se encontraba libre, pero tuve más suerte al sentarme justo al lado de un padre y su pequeño hijo maracucho. Suena un celular con sonido polifónico de la gaita onomatopéyica. Padre Maracucho: - ¡¿Aló?! ¡¿Aló?! ¡No se escuchai nada!.. ¡¿Aló?!. ¿Quién del otro lado?-… Padre Maracucho:-¡Primito! ¡Cómo estáis voz!, contáme.. ¡¿cómo te fue con los cobres del trabajito ?! ..-… Padre Maracucho:-¡¿Cómo? ¿Problema con el cheque?.. ¿Qué no tenía fondo? ¿Estáis seguro? ¿no será una vaina de la firma primo..?Hijo maracucho: - ¡Papá, papá papá!
Padre Maracucho: - ¡¿Pero estáis seguro de eso primo? ¿No será la firma? ¿Estáis seguro que no es la firma?..Hijo maracucho: - ¡Papi! ¡papá! ¡papá! ¡papá!….Padre Maracucho: - ¡Julito mijo quedáte quieto!Hijo maracucho: - ¡Papá! ¡papi! ¡papá! ¡papá!Padre Maracucho: Pero eso si estái extraño, dejáme que hablo con el cumanés y te llamo, chino.
El hombre extrañado cuelga el teléfono y queda pensativo. El pequeño niño con gritos ultrasónicos que podrían llegar hasta capa de ozono y destruirla por completo sigue llamando a su padre, pero el hombre voltea despreocupado, taciturno y mirando a su hijo.
Padre Maracucho: - ¿Qué pasó Julito?Hijo maracucho: - ¡Papi! ¡papi! ¡verda que me vais a comprar un carro así como ese pero de los Power Ranger!. ¡¿verda papá?! !¿verda verda?!. Padre Maracucho: - Si, Julito uno igualito.
En eso veía por la pequeña ventana del autobús, pasar el carro que quería Julito: Un mustang GT negro del 2005 de los que por cierto sólo he visto 2 en toda mi vida transitando en Caracas. Imaginaba por un instante aquel hermoso auto llevar el emblema de los Powers Ranger suplantando al caballito que identifica a este modelo. Al cabo de unos minutos el hombre maracucho recibe otra llamada.
Padre Maracucho: - ¡¿Aló?! ¡¿Aló?! ¡Cumanés! ¡Mi chino que no se te escuchái nada por este teléfono!... ¡Alo mijo cómo estai la cosa ya voy llegando, aquí te tengo los papeles, chino ¿para cuando estarai eso listo?... agilizáme eso compadrito, que estoy con un pie en Caracas y otro en Cabimas… ¡Aló! ¡Alooo!
El niño un poco distraído con un malabarista callejero jalaba la camisa quizás XXL de su padre esperando un poco de su atención.
Hijo maracucho: -¡Papi! ¡papi! ¡mirá papi el hombre como tirá las pelotas al aire! ¡Papá mirá, mirá¡…
El pequeño niño seguía gritando mientras dejábamos atrás el malabarista callejero, el niño hacia breves pausas de silencio -que valoraba yo tanto como la vida misma- estos momentos se debían gracias a un pequeño termo con figuras alusivas a los “Power Ranger”; en el que por medio de un delgado pitillo azul, absorbía una bebida que al cabo de un rato llegue a suponer que era una sustancia súper energética; como Red Bull o quizás jugo de guaraná con ginebra y cocaína. En segundos volvía a gritar llamando la atención de todos menos la de su Padre. El hombre hablaba por teléfono y el pequeño niño intercalaba sus gritos con sus travesuras infantiles. Otro infante sentado un puesto mas atrás lo miraba mientras Julito tomaba un pequeño creyon verde y hacía garabatos en el respaldar del asiento delante de él, de lo que parecía dibujar el carro de “Hulk” . El padre mientras tanto procuraba seguir su conversación telefónica.
Padre Maracucho: - ¡Cumanés primo! ¡Que no se escuchai bien!
Hijo maracucho: - ¡Papá! ¡Papá! ¡Mirá mi carro papá! ¡papá! ¡papá! ¡papá!..
Padre Maracucho: - ¡Sí, Julito ya lo ví!.... Cumanés primo entonces esas placas estarían listas para cuando..
Hijo maracucho: - ¡Papi! ¡mirá! ¡mirá!, ¡verdad que el mió es mas rápido que todos! ¡¿verda papá?! ¡¿verda?! ¡papá pero miraaaaaaá!
Padre Maracucho: - ¡Síí Julito por la chinita querida! Quedáte quieto hijo por favor… ya sabeis cumanés son las dos placas, la del fiat de mi señora, y la mía de la picot, tú sabes…
Hijo maracucho: - ¡Papaaaa! ¡papi! ¡mirá! ¡Pero miraá papá! ¡Mirá mi carroo! verdad que el mío es más más rápido que el tuyo ¿papa? ¡¿verda?! ¡¿verda?!
Padre Maracucho: - ¡Por amor a Cristo Julio francisco! ¡Ya te dije que sí!, ya lo ví, esta macheterico tu carro, dejáme hablar con el cumanés para que también le saque las placas a tu carrito. Cumanés primo habla con García que ese es llave, llave del hermano de mi señora ese no va a venite con vainas.
El niño seguía haciendo figuras infantiles, alternándolas con sus gritos ahora supersónicos. El Maracucho no parecía incomodarse mucho por los gritos de su pequeño hijo ya que hablaba casi tan alto como él. De momento creí que se viaje sería interminable y agotador, pero mi atención como siempre despistada y distraída me introdujo en un loop mental de cómo, cuándo y porqué un niño tendría tanta energía. Seguramente -pensaba yo- que hubiera podido fundir algún reactor nuclear activo absorbiéndola por completo. Estuve incluso tentada a preguntar que bebía en su pequeño termo. Mi atención y mis ojos perdidos en el niño volvieron en sí, cuando me di cuenta que Julito me miraba haciéndome caritas y muecas con la boca. Estuve apunto de responderle igual pero pensé enseguida que eso alteraría su furia infantil y aumentaría considerablemente sus energías. Luego el niño parecía disminuir su ánimo ahora no tan eufórico.
Hijo maracucho: - Papi …quiero hacer pus.
El padre enseguida perdió el hilo de la conversación
Padre Maracucho: - Julio Francisco porqué no fuiste hacer en el Mcdonald Hijo maracucho: - ¡Porque no tenía ganas papá! ¡Papi tengo muchas ganas! quiero hacer pus..
El hombre procuraba acabar su conversación mientras Julito arrugaba sus pequeños ojos mientras sus grandes y pomposos cachetes parecían enrojecer.
Padre Maracucho: - Te dejo cumanés que estoy aquí con el niño. Entonces nos vemos más tarde, agilizáme eso, chino.
El pequeño niño ahora más insoportable que nunca gritaba que tenía muchísimas ganas de hacer “Popó”. El hombre en aquel atolladero y el autobús avanzando apenas unos pocos metros en el tráfico no le quedo de otra que bajar. Todos en el autobús sentimos un alivio y una paz que podía reflejarse en las caras de los pasajeros. El niño aún gritando volteaba la cabeza y me hacia caritas al igual que a otro niño sentado un poco mas atrás. El maracucho paga el pasaje y en medio de los gritos de Julito, se escucha un estruendoso sonido que pudo escucharse hasta los últimos puesto.
Julito no sintió vergüenza alguna, miró a su padre y con una carita de alivio y sonrisa pícara sólo dijo: - ¡me tiré un peito papi! El maracucho bajó apresurado, y todos en el autobús seguramente dábamos gracias Dios o a la Chinita misma que las ganas de Julito no hubieran ido más allá de un pedito.

Nelly Catheryna: "La muñeca Consentida"


Hace unos días pasé por la juguetería buscando un obsequio para la hija de mi mejor amiga. Entretenida por los juguetes Fisher Price de los estantes de mi lado izquierdo, una voz infantil y otra adulta distraen mi atención centrada en los colores de unos tacos musicales.- ¡ No me gusta! ¡yo no quiero eso!..- ¡Pero mamita,! ¡mira que lindo es! tiene unas tacitas, una bandejita, una salita….(una señora en ese momento le mostraba a su hija uno de los juguetes más populares de la tienda: “La Cocinita: My Studio Kitchen Smoby”)- Niña: ¡ Que no!. ¡No Quiero la estúpida cocinita, con la estúpida tacita… . ¡Yo quiero la computadora!.- Madre: ¡Nelly Catheryna! ¡Deja la grosería porque sino nos vamos y no te llevas nada!.¡La computadora se la pides al niño Jesús!- Niña: ¡¡Pero mamá!! ¡ya se la pedí el año pasado y no me la trajo!- Madre: Bueno seguramente porque te portaste muy mal ¿no?. Y eso ya lo habíamos hablado, no te podía traer la computadora y también el Playstation, era una sola cosa!.- ¡Si.. pero igual quiero la estúpida computadora .. .!Sin duda alguna ella quiere su computadora ¡hasta yo quiero una estúpida computadora!.- ¿¡Tú quieres que te dé duro aquí delante todo el mundo!? ¡Compórtate y deja ya la altanería!. La cocinita esta lindísima, ¿tú no querías una así? ¿no me habías dicho que la querías hace tiempo?.. tiene unas ollitas, unos platitos y hasta un hornito para hacer galletitas. ¡Ayy que monería..!Uff! ¡Tenía que mencionar el hornito! Es que si la niñita malcriada no berrinchaba lo hacía yo!. Ya van a poner a la pobre muchachita a cocinar desde chiquita!- ¡Que no! ¡Mamiii concholiiii, no me gusta la cocina!, mami cómprame la computadora, yo quiero una computadora como la de mi papá!.A mí de verdad ya me estaba dando cansancio mental tanto el berrinche de la niña como la insistencia de la señora con la cocinita. Yo no entiendo porque ponen a las niñas desde pequeñas a jugar con cocinitas, escobitas, ollitas, tantos juguetes que hay, tienen que comprarle “cocinitas”. Yo de pequeña odie la cocinita de hecho en el colegio de monjas en el que estudie, todas se peleaban por la cocinita, yo prefería jugar con los tacos, unas plastilinas escarchadas o sino con los pizarrones, pero siempre evite ese horrible aparato que de paso, ¡era mi tamaño!, con esos horribles círculos gigantes rojos que simulaban ser las hornillas.Nelly sigue llorando y es inevitable hacerse el loco ¿no? Y yo sólo pienso: -o estoy frente a la niña más malcriada del universo o ésta es la mejor idea jamás patentada para hacer un juguete:“NELLY CATHERYNA” LA MUÑECA CAPRICHOSA.Con sus tres sonidos incorporados:1- ¡Nelly te saluda!: “Hola soy Nelly, y quiero una estúpida computadora”2- ¡Nelly llora! al escuchar: “ollitas” ó “escobita”, ¡ñaaa ñaa ñaaa!3- ¡Nelly llora y patalea! cuando escucha: “cocinita”Esta es la muñeca “Nelly Catheryna”¡tú muñequita caprichosa!*Nota: Cocinita, escobita, computadora y otros accesorios se venden por separado.Pero por ahora solo me encontraba en frente de una niña malcriada, y con mucha razón. Ella no quiere la cocinita ¡¿por qué insiste la madre con la cocinita?!. Vuelvo a pensar el motivo por el cual a las niñas siempre le regalan ese tipo de juguetes, ¿porqué en vez de ser una “escobita” no es un monopolio?, ó en vez de ser “una cocinita” mejor sería “una oficinita”, ¿porqué desde pequeñas ya nos encasquetan la idea de ser “ama de casa”?, o sea, ¡eso ya lo enseñan las madres!, y los colegios también enseñan esas cosas. De pequeña en el colegio tenía una materia que se llamaba “Del hogar”, ¿es que a caso eso no es suficiente?, y ahora en el poco tiempo libre que tienen, le quieren encasquetar un jueguete de éstos para ir adoctrinando a la criatura a ser “ama de casa”.Me doy cuenta que ahora la madre esta bastante molesta, y le dice a la niñita que esa no es la forma de pedirlo. Pero.. ¿Qué quiere esta señora? ¡Es una niña! ¿De qué otra forma podría pedir un niño un juguete que no le quieren comprar, y a cambio de eso, le obligan aceptar otro que de seguro lo romperá de la rabia?. A veces esperan muchos de los niños, insisto ¿de que otra manera puede pedir esa niña su computadora después de haber dicho que no a la “tonta cocina”, luego de haber llorado, luego de haber pataleado!. ¡Dios mío señora, creo que su hija esta intentando decirle algo!. Será que pensará que la niña tomará a su Madre de la mano y le dirá: “Madre, tenemos que conversar. Sentémonos. Mami como sabrás los tiempos han cambiado, la globalización así como el incremento de nuevas tecnologías, nos ha llevado a vivir en una civilización “Tech”, para que puedas entender mejor mamí, te lo voy a explicar gráficamente, como veras en este gráfico de torta que me tomé la molestia de hacerlo en el preescolar..¡Por Dios! ¡Es obvio que tiene que llorar!. ¡Compréle la bendita computadora Señora! –pensaba yo-.Vuelvo en si, y creo que me estoy molestando por un asunto que ni me incumbe, así que tomé mi juguete Fisher Price, dispuesta a salir rápido del pasillo, y lejos de Nelly su madre y la “estúpida cocinita”.La señora me mira haciéndome un gesto así como de: “¡niños! ya sabe como son..”, Supongo que estaba apenada por el berrinche tan horrible que tenía la pequeña “Nelly la caprichosa”, luego la escucho decir: “Nelly mira la señora como te mira quieres que piense que eres una niña berrinchuda y que no te dan educación en tu casa ¿ah?”. Luego me mira fijamente y me dice: - Sra ¡verdad que la cocinita es bellisima!¡Ja! ¡si claro! ¡a quien le vino a preguntar!. ¡Pues no! Señora ese juguete es horrible y grotesco, y por cierto odio las cocinas y odio cocinar es más, hasta yo quisiera la estúpida computadora!. -Pensé-A pesar de todo ví la cara de la madre como esperando algún apoyo verbal de mi parte, y bueno solo miré a “Nelly la berrinchuda” y le dije: ¡Wow chama está finisima!, ¡y hasta puedes hacer galletitas de verdad!, que fino, está súper chama.- Nelly: Yo no quiero hacer galletas eso ya lo hace María, ¡yo quiero es la computadora!.- UYY!!! Dios!! vamos a ver la bendita computadora pues, -dice la madre-.Así que pues se acabo el royo con Nelly Catherina, logro por fin lo que quería. Luego en la caja de pago, la Sra. Un poco desactualizada le pregunta al cajero: - Mira y esto tiene para ponerle los diskette?- ¡¡Mamá CDS!! ¡Son CDS Mamá!.- ¡Si los cds!! ¡Es lo mismo Catherina por dios!. ¿Tiene o no tiene?- Si sra. Por supuesto! - le responde el vendedor.-- ¡Mamá el Internet!- Sr. ¿Tiene esto para ponerle Internet?- O no sra. Solo tiene unidad de para cds, unos juegos calculadora…¡¡ Mamá pero yo quiero el Internet!!Ya me había dado cuanta desde la parte de los CDS que esta historia no tendría fin, si la computadora hubiese tenido internet de seguro preguntaría, si tendría el “i-Tunes”, y sino después preguntaría si tiene el Joystick, y después si tiene micrófonos y después si tiene usb para pendrive (nose se me ocurre) y así hasta que la mamá le diera dos nalgadas o terminaramos todos cayendonos s a pellizcos pensado que eso seguramente era un sueño, o más bien la pesadilla de alguno de nosotros. Me obstiné de toda esa situación y solo dejé el juguete Fisher Price encima de uno de los estantes, así que entre tanta cosa, terminé comprando una mordedera y “no”, “no” una planchita, un cochecito o una “estúpida cocinita”.

La Terraza-

La Terraza. Todo puedo verlo desde la terraza. Tengo acceso a ventanas de camiones, autobuses, y autos. Desde aquí incluso puede ver otras terrazas, azoteas, tanques de agua y personas caminando por habitaciones de apartamentos. Esta terraza tiene un efecto mágico, el que se para desde aquí lo hace sentir con un poder de omnipresencia, es como convertirse en aquel ser que esta flotando en el espacio, que se encuentra en muchos sitios a la vez; ese ser que todo lo ve, que todo lo sabe, tengo ese poder con sólo voltear hacia cualquier punto en el horizonte. Me doy cuenta enseguida, que este es el primer día del resto de mi vida, se acabaron los jueves de locura, se acabaron los clientes extraños y extravagantes, a veces; cuando observo los aviones llegando al aeropuerto de la Carlota, me hacen recordar a los helicópteros de combate del Sr. Rojas. Desde aquí todo ahora es más tranquilo; no atiendo clientes las 11 horas de día, y ahora si puedo decir que trabajo en un oficina, es decir esto si es un “cubo”. Todo es tranquilidad, muy tranquilo creo que excesivamente tranquilo, tal vez un poco más de lo que quisiera. Hasta las tarea de la universidad se me vuelven menos tediosas al tipearlas en Word, ya que tengo un computador parlanchin que toma dictados, pero cuando analizo el asunto creo que es una exageración, esto me hace sentir “automatizada”.El ascensor no retumba ni se sacude en cada piso, y no tengo que encomendarme a San Marcos de León cuando el elevador me pasea en una vertical de tan solo tres pisos. A diferencia de aquel viejo edificio dónde trabajaba donde la mayoría de las veces me quejaba de la mala administración de su condominio, esta administradora al parecer sabe hacer su trabajo. En definitiva aquí todo es diferente, modernamente diferente, ya no tendré que subir 18 pisos cuando se dañe el ascensor y me da cierta tranquilidad encontrarme en una estructura no anterior a mi horizonte de sucesos. Es bueno saber esto, más por asuntos estadísticos de FUNVISIS que por algún motivo de de superstición, ya que aunque no quisiera estar en un edificio cuando ocurra un sismo, sé que de darse el caso saldría de inmediato a la terraza, en caso de no poder bajar los únicos tres pisos. Estoy ahora en un edificio nuevo, de unos 4 años aproximadamente, de esos que llevan nombres de "Galerías nose que" o "Galerías de tal cosa". Qué podía imaginarme yo, que iba a ocupar un espacio que hasta hace unos años era solo aire, y smog, es decir; era un espacio contaminado en el vacío. Ya se acabaron los jueves de locura, ya no hay más correspondencia de una empresa ficticia llamada "Esquinsa", y no tengo que pelear con el mensajero a final de mes, porque trajo correspondencia errada. El café ahora me lo sirven. A pesar de la pocas o casi ninguna de las ocasiones extrañas y a veces divertidas de mi nuevo trabajo, es poco de lo que podría quejarme de el. Pero eso no quiere decir que todo sea aburrido, podría fácilmente traerme un telescopio o a lo sumo unos binoculares, y volverme una fisgona en mis ratos libres, vería gente haciendo cosas por cada costado de esta terraza que me recuerda a los edificios que se encuentran en el centro de Nueva York. Sería raro, pero podría hacerlo, quizás mientras lo hiciese podría estar tomando café y comiendo donas, muy al estilo de un maniático neoyorquino. Ahora puedo llegar temprano a la universidad, y mi sueldo se triplico, así como mi tiempo. Hoy ha sido el primer día del resto de mi vida, y lo asimilo desde la terraza, por ahora solo me familiarizo con un espacio de 100 metros cuadrados, procurando relajarme en la comodidad de mi nueva silla. Hoy ha sido un nuevo día, el primero del resto de mi vida, pensé que con este nuevo cambio se me haría más difícil escribir, pero al parecer no resulto así.